¡Pues sí, señores!
Como si del rodaje de un telefilm serie B se tratase, he acudido al campo de vuelo con la esperanza de volar alguno de los autogiros que tengo en cartera.

En este caso un Rotorshape al que le he añadido timón de dirección y un autogiro de fabricación casera cedido amablemente por Emilio para que progrese en este arduo camino de los autogiros.

Cansado de anteriores fracasos no albergaba grandes esperanzas, pero esa imposibilidad innata de no abandonar un proyecto a medias (tal vez sencilla cabezonería) me obligaba a seguir intentandolo una vez más…la última vez …la definitiva…la toma mil…

Primero lo intento con el pequeñín. Carreteo por la pista pero nada, no sopla viento y la pista tampoco ayuda a carretear alegremente.
Decido optar por el método tradicional de lanzamiento a mano y … ¡Oh! en el momento clave olvido darle al gas.
Casi finaliza la toma pero … Little Draco consigue remontar el vuelo y recorre unos metros hasta que en un giro mal ejecutado se viene abajo.

Resultado: tubo de cola y reenvío de dirección rotos. ¡Pero las palas se han salvado que es lo importante!

No puedo finalizar la mañana con ese sabor de boca agridulce, así que me vuelvo a casa y recogo el autogiro artesanal, de mayor tamaño (palas de 45cm).

Encarando la pista aguanto paciente la carrera hasta que el rotor se carga de vueltas y …. se eleva grácilmente como nunca antes había visto.

A duras penas consigo mantenerlo en vuelo hasta que en un momento dado veo que me aproximo peligrosamente a los árboles y decido bajarlo in extremis.
Resultado: extraño ruido en el motor, posiblemente en el cableado porque no se aprecia ningún golpe ni imán suelto.

No os podéis imaginar la satisfacción que supone tan pequeño vuelo.
Sin duda esto me anima a intentarlo de nuevo y conseguir un vuelo mas «digno», pero este camino ya no tiene vuelta atrás y os garantizo que pronto lo veréis.