Piloto por un día

10 Mar 2014 | Aviones, Noticias

Hoy por fín he podido disfrutar del regalo de cumpleaños de mi mujer: un vuelo en avioneta por Toledo. Aprovechando el espléndido día, acudimos al aeródromo de Camarenilla, a escasos kilómetros de la ciudad de Toledo. Como podéis ver en las fotos, se trata de uno de esos aeródromos de los de toda la vida, donde todos se conocen y se respira un buen ambiente desde que entras hasta que te vas. Allí nos recibió amablemente Alberto (Club el Aviador), un experto piloto que ha sabido compaginar su pasión por la aviación con su profesión como cámara de televisión. Tras explicarnos con todo lujo de detalles los principios básicos del vuelo, características del motor, checklist previos al despegue, etc, nos introducimos en la avioneta dispuestos a iniciar el vuelo. Un detalle que no me gustó y considero que debería ser objeto de reflexión es el no permitirme grabar en video el vuelo con la GoPro que me había traído para la ocasión (arnés incluído). El motivo aducido son los escasos márgenes que les quedan a los clubes con las ofertas de LetsBonus y similares y que les «obligan» a ofertar la grabación del vuelo como un extra facturable. Opino sinceramente que esta política a lo Ryanair no es de recibo y debería ser totalmente «opcional», dando al cliente la posibilidad de grabar con sus medios tan maravillosa experiencia. En mi caso no me supuso mayor problema porque no era mi bautismo de vuelo y mi interés principal se basaba sobre todo en ver y sentir de primera mano (con otros ojos) el comportamiento del avión en una térmica, la dinámica del vuelo… Pero recuerdo mi primera vez y cómo me «faltaba ventanilla» para asimilar todas y cada una de las sensaciones del vuelo. No me hubiese imaginado que alguien me impidiese poder grabar ese momento sólo por querer facturar un poco más. Dicho esto, prosigo con el relato. Iniciamos el carreteo por la pista y en apenas 100m la avioneta se eleva y comienza a trepar con fuerza. En seguida toma altura y nos dirigimos a la Ciudad Imperial escoltados por el autogiro que veis en las fotos. ¡Qué bonito es poder ver en altura a un autogiro en pleno vuelo! Desde antes incluso de comprarme el autogiro de Hobbyking (que no consigo volar ni a la de tres) , siempre he querido poder volar en uno de esos, así que ese será mi próximo reto (aunque al piloto no le gusten mucho debido a accidentes recientes que le han hecho dudar de su seguridad). Una panorámica única de Toledo a vista de pájaro impresiona, pero sin apenas tiempo de disfrutar emprendemos el camino de regreso al aeródromo. Atendiendo a las indicaciones del instructor, me atrevo incluso a tomar los mandos unos instantes para sentir en primera persona lo que es pilotar una avioneta «sin emisora». El avión responde ágil a los mandos, aunque se nota que uno tiene que anticiparse en cada maniobra. Igual que en sus hermanos pequeños. También pude experimentar como se recupera el avión cuando está a punto de entrar en pérdida (con el motor a ralentí) . Picado para ganar velocidad y otra vez a nivelarlo. La sensación de seguridad es total. Dado que el día acompaña podemos oir en nuestra frecuencia a numerosos pilotos en la zona dispuestos a tomar pista en el aérodromo. Tal «saturación» del espacio aéreo nos obliga a retrasar el aterrizaje virando 360º para reiniciar la maniobra. Una vez que estamos en condiciones de aproximarmos a la pista, Alberto inicia la maniobra haciendo resbalar el avión en la carrera de aproximación con el timón de cola, para compensar un ligero viento cruzado sobre la pista. ¡Bravo! Un aterrizaje de manual me recuerda que estoy de nuevo en el mundanal suelo y dispuesto a pasar el resto del día en esa maravillosa ciudad que es Toledo y a la que llevaba 15 años sin visitar. Chavales, os recomiendo disfrutar de una experiencia como esta. Seguro que ya no veréis a vuestros aviones con los mismos ojos.

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