Esta vez, movidos mas bien por la fe que por la razón, nos fuimos a La Muela para «disfrutar» del viento del suroeste que las previsiones anunciaban. Pues bien, toda la mañana nos acompañó una densa niebla que no nos abandonaría salvo en unos pocos momentos, que aprovechamos para desempolvar los aviones.
En nuestra misma situación aparecerioron otros 3 aeromodelistas locales, a quien esta situación ya les había acontecido en las 3 semanas previas. Afortunadamente somos profesionales de recursos, y con tal de no asumir la derrota nos «bajamos» a los sembrados que sirven de pista de aterrizaje a los parapentes y demás fauna voladora, pudiendo disfrutar de unos vuelos muy divertidos. Apenas soplaba una ligera brisa, pero la pista era idónea para el aterrizaje contando incluso con manga de viento. Bocadillo, risas y cervecita entre vuelos y al final divisamos un ligero claro en la cima, con lo que decidimos subir a ver qué se podía aprovechar.
Las alas y los parapentistas también tenían «el mono» y se animaron a realizar descensos controlados. La ascendencia era nula como podéis imaginar (aparte de la visibilidad tan reducida).
Carlos tuvo la oportunidad de volar el Cularis tras un intento de despegue inicial un tanto accidentado.
En resumen una jornada muy divertida.
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