Viento del noroeste de unos 17 Km/h con rachas de 25/30 Km/h y un frío que pela.
En el campo, los 4 locos de siempre 🙂
Mal día para un estreno, pero aun así , las ganas pueden a la razón y a la sensatez, y me dispongo a sacar el nuevo juguete : Autogiro Durafly HK G2
Menos mal que teníamos a Vicen en el campo, buen conocedor del mundo de los autogiros (no en vano tiene unos cuantos en la alacena) y dispuesto a darme consejo.
Ya de entrada identificó un desequilibrio en las palas que aconsejaba su parada en boxes para proceder con el equilibrado.
Aun así, decidimos que no es obstáculo para abortar el despegue y realizamos unos tests para verificar que las incidencias son correctas y permiten «cargar» las palas con el viento dominante. Es espectacular comprobar como empieza a girar el rotor a gran velocidad simplemente enfrentandolo al viento y dando una pequeña carrera por la pista.
¡Parece que se vaya a escapar de las manos!
Con el nerviosismo y miedo escénico inherente a cualquier estreno, hago un primer intento con el resultado que veís en el vídeo : carreteo por la pista y el aparato volcado a la izquierda.
Comprobamos que no hay roturas y vamos con el segundo intento.
Esta vez, carreteo con fuerza corrigiendo alabeo a la izquierda (para compensar el acusado torque del rotor que tumbaba literalmente el bicho a la derecha), despego con un ángulo de ataque excesivo, siendo incapaz de recuperarlo picando a tope.
El resultado, os lo podéis imaginar: pletina portapalas y hélice principal rotas, soporte de motor roto… Incomprensiblemente las palas son recuperables.
Como conclusión, por mucho que las ganas te puedan hay que ser más sensato y saber esperar «tiempos mejores» para estrenar, máxime si no tienes experiencia en ese tipo de artefactos voladores.
Pero vamos, sin duda que conseguiré repararlo y «volarlo».
Tiene pinta de ser muy divertido.
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